WLw os últimos análisis de las grandes instituciones financieras del mundo confirman que la recuperación no será continua, sino que tendrá altibajos. En el caso de España, hay consenso en que el tercer trimestre podría perder fuelle respecto a las modestas cifras del segundo.

Esa evolución errática tiene su cara más negativa en el desempleo. En la Unión Europea se va a mantener por encima del 10% este año y el próximo, mientras que ayer se supo que en Estados Unidos las solicitudes de subsidio han vuelto a subir.

En España, julio fue el tercer mes seguido de recorte del paro registrado, aunque la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre certificó una tasa que alcanza el 18%.

En el centro de este panorama se sitúa lo que supone el auténtico drama del paro juvenil, que en todo el mundo ha alcanzado ya unas tasas de récord, según los datos que maneja actualmente la Organización Internacional del Trabajo, que habla ya de "generación perdida" para referirse a los millones de chicos de entre 16 y 24 años que, a la vista de las dificultades para emplearse, acaban por desistir de su objetivo.

Los técnicos de la OIT creen que esa situación puede tener consecuencias sociales en España, donde el paro entre los jóvenes con educación primaria era del 46,4% en el año 2009.

Tan significativa o más que esas cifras es la constatación de que el 94% de la población juvenil de algunas autonomías solamente tiene formación de enseñanza secundaria obligatoria (ESO), como ha recordado el sindicato de la Unión General de Trabajadores (UGT).

Ahí está el problema de fondo: cuanto menor es la preparación, más estrecho es el abanico de posibilidades para trabajar. Eso es así, a pesar de que en muchas ocasiones el universitario tenga que ocuparse en puestos para los que no se requiere su cualificación.

Con programas de estudios adaptados a las necesidades de las empresas y con estímulos adecuados sería más difícil que uno de cada cuatro jóvenes como pasa ahora mismo en algunas comunidades autónomas estuviera en casa de sus padres sin estudiar ni trabajar.

No da la impresión de que la reforma laboral en trámite parlamentario dedique muchos esfuerzos a este aspecto del mercado laboral.

Siempre hay urgencias --la presión internacional, las demandas de la patronal y de su lobi político-- que se anteponen a otras cuestiones más de fondo, más de futuro, pero que necesitan más tiempo de maduración para dar los resultados.