TEtstá claro que el genoma de nuestros vecinos del norte tiene mucho de inconformismo y de espíritu de cambio, algo heredado de aquellos antepasados que tomaron la Bastilla y que con su lucha iniciaron la revolución más importante de la Historia, y que fue la antesala de otros acontecimientos similares que se han producido en los siglos posteriores por todo el globo terráqueo.

De nuevo la sociedad francesa se ha echado a la calle para reivindicar su disconformidad ante una situación determinada, y sorprendentemente lo hace ante un hecho democráticamente establecido y fruto del debate y aprobación de su Parlamento. Algo de genética tiene que existir ante tanta fuerza y confrontación social, que ya quisiéramos poseer en este país, ante cuestiones de mayor gravedad y perjuicio social que las que han generado este conflicto en el país vecino.

Estoy convencido que otro gallo nos cantaría si por algún tipo de gripe aviaria o de algo similar, el virus de la protesta y de la defensa a ultranza de ciertos derechos, atravesase los Pirineos y recorriese en todas las direcciones posibles, cada pueblo, cada ciudad y cada rincón de nuestra geografía, infectándonos de la osadía y del valor necesarios para acabar de una vez por todas con los abusos de poder, con las aptitudes y actitudes dictatoriales que día a día sufren miles de españoles, en muchos ámbitos. Se podía enumerar una lista extensa de situaciones y de hechos concretos, algunos de los cuales llenan cada mañana las páginas de los periódicos y que a nadie se le escapan.

Con un poco de suerte en poco tiempo, es posible que la voz de la calle sea algo tan frecuente que nos indique un paso más del progreso y el avance más profundo hacia la plena democracia. Mientras tanto nos conformamos con ver satisfechos algunos deseos propios en los comportamientos de los demás. felipe.sanchez.barbaextremadura.es

*Técnico en Desarrollo Rural