TSttandar & Poor's y Fitch , dos de las tres agencias que, guste o no, indican a los inversores de todo el mundo qué productos financieros pueden comprar sin temor y cuáles son más arriesgados, acaban de proclamar que la calidad de los activos de todos los bancos y cajas de ahorros españoles es peor de lo que hasta ahora se creía. El presidente del BCE ha agravado la inquietud diciendo que la crisis de las entidades financieras europeas es sistémica y que es imprescindible aumentar el capital básico de todas las entidades hasta el 9% del total, según el Financial Times . También el de las españolas, aunque en este caso no se atisba de dónde podría llegar el dinero.

Los males de la banca española son estos: gana menos dinero por culpa del bajón de la actividad económica, paga más que antes por la financiación que a duras penas obtiene, tiene mucha deuda pública cuya suerte es dudosa y sobre sus cuentas pesa como una losa creciente el agujero de la construcción: según Fitch, 135.000 millones de los créditos aún pendientes en ese sector se pueden dar ya por perdidos.

Lo que es extraordinario es que un asunto tan grave no esté en el centro de una campaña electoral que trascurre como un debate irreal entre las propuestas que Rubalcaba nunca podrá llevar a la práctica y las evasivas de Rajoy . Del Gobierno no se sabe nada: tal vez se haya cansado de ocultar la realidad.

Pero esas informaciones llegan a la gente corriente. Que, falta de cualquier referente tranquilizador o justamente por culpa del silencio de los políticos, que muchos consideran sospechoso, las exagera a veces casi hasta el paroxismo. En los últimos días he escuchado tres veces, y de boca de personas no precisamente ignorantes, lo siguiente: "Mientras no llegue el corralito, como en Argentina-". Alguien debería hacer algo para frenar esa angustia. Pero diciendo la verdad. Visto lo muchísimo que aún falta para las elecciones,Zapatero podría tener un último gesto de dignidad y asumir tan desagradable tarea.