WLwa tercera manifestación que se hace en poco más de un año contra la política del Gobierno frente al terrorismo de ETA ha reunido a miles de españoles en Madrid. Los mensajes han sido contundentes y sin matices: los convocantes exigen al Gobierno que no negocie con la banda terrorista bajo ningún concepto. En esta reivindicación --legítima , respetable y comprensible--, los organizadores han contado con el apoyo expreso del Partido Popular. Pero su partidismo progresivo ha hecho que se desentendieran entidades similares, como la asociación catalana de víctimas del terrorismo o la que agrupa a las del atentado del 11-M.

La politización por el PP de quienes han sufrido el azote del terror y de sus familias resta fuerza a la necesidad de afrontar, con toda cautela y firmeza por parte de las fuerzas democráticas, el camino para acabar con la presencia de ETA en la vida política española. Si lo sabrán los terroristas, que ayer difundieron un comunicado en el que exhibían la supuesta bondad de su decisión del 2003 de no atentar en Cataluña. Un gesto-trampa que nadie pidió y que fue rechazado unánimemente en Cataluña, pero fue aprovechado hasta la saciedad por la derecha montaraz española.