TMtientras los ingleses envían la Armada a un lento e inexorable paseíto por nuestro Estrecho, prestos a exhibir ante las costas españolas el buque insignia de las Malvinas (seguro que reciclado con modernísimos sistemas de espionaje y autoespionaje, el anticuado bajel) o algunos otros inocentes barquitos, los británicos y las británicas les despiden entre patrióticos ¡hurras! agitando al aire sus brazos sin pigmento, mientras la brisa de la costa agita las rubias e inocentes melenas de los que se quedan en tierra deseando que Dios salve a la Reina, a su larga, distinguida y renovada parentela, y a todos sus bravíos combatientes.

Reviven así el ilustre pasado imperial y colonial, trasladados a épocas poderosas y ebrios de gloria militar. Eso de que la Royal Navy emprenda solemne travesía con parsimonia desde Porstmouth es muy inglés, muy colonialista y muy imperial. Guarda en ese gesto simbólico o disuasorio hermosos y épicos ecos de la gran novela de aventuras inglesa, desde Defoe , hasta Swift , que por cierto era irlandés, pasando por Conrad , que por cierto era polaco. A mi me fastidia, aunque no tenga nada en contra de los habitantes de Albión, a la que diplomáticamente no apodaré la pérfida.

Hay quien opina que la escalada de tensión orquestada en el estratégico peñón responde a estratégicos movimientos del corrupto gobierno español para hacer olvidar a los votantes las comprometidas comparecencias de la cúpula popular. Comprendo que utilicen el argumento los tabloides británicos, pero fastidia más que lo haga hasta la Sexta. Si los llanitos empiedran el mar español con bloques de hormigón y los gobiernos ingleses se pasan tradicionalmente el tratado de Utrecht por el forro, si hostigan, contrabandean, defraudan fiscalmente y actúan al conocido y ancestral modo inglés que es el de los corsarios, son muy dueños de hacerlo, como muy maestro de la propaganda era Defoe cuando escribió que lo mas vergonzoso que se podía ser en el mundo era español. Pero que lo hagan mis compatriotas se me hace el colmo de la memez. Y de la garrulería.