Conocido es, que uno de los aspectos que más han dado que hablar con respecto a la derogación por el actual Gobierno de la reforma educativa llevada a cabo por el anterior, es el concerniente a la clase de Religión, la cual no puntuará como otra asignatura más. Conocido es igualmente el malestar de la comunidad eclesiástica. Actitud que nada debe de sorprendernos si proviene de la izquierda progresista, la cual intenta despojar cualquier influencia de la religión católica en el concepto de Estado. Pero lo que sí debe sorprendernos es que este mismo gobierno socialista fomentará públicamente la enseñanza y difusión del Islam . Este fomento estatal no estará circunscrito al ámbito económico solamente, ya que además, y no es ninguna broma, se impulsarán las clases de religión islámica en los colegios públicos. El ser un Estado aconfesional no está en absoluto reñido con el reconocimiento de que nuestra identidad, dentro del entorno cultural europeo, nace de tres componentes muy próximas unas de otras, el pensamiento clásico greco-latino, el estilo nórdico-germánico y el cristianismo. No es sólo un problema de religiones, sino de nuestra identidad con lo que se está jugando. Alejandro Vélez Ferreira. Badajoz