Las elecciones en siete regiones y 1.179 municipios que se celebran este fin de semana en Italia van a poner a prueba la consistencia del Gobierno de coalición del Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), encabezado por Giuseppe Conte. El hecho de que ambos partidos hayan sido incapaces de ponerse de acuerdo para presentar candidaturas conjuntas, al contrario de lo sucedido en el centroderecha, reduce mucho sus posibilidades de victoria, según las encuestas, mientras la ultraderechista Liga Norte (LN), de Matteo Salvini, acrecienta las suyas de salir airoso e incluso de hacer que el Gobierno zozobre. Los resultados oficiales de los comicios electorales no se sabrán hasta este mediodía.

Aunque el PD y el M5S se esfuerzan en separar el resultado electoral de la continuidad del Gobierno, lo cierto es que incluso feudos tradicionales de la izquierda durante décadas como la Toscana pueden cambiar de manos, mientras que en regiones como el Véneto hay sondeos que adjudican hasta el 80% de los votos a la candidatura unitaria de la derecha, encabezada por un militante de la LN. La razón no es solo la previsible división del voto en el campo progresista, sino los efectos electorales de la gestión de la pandemia, que el Gobierno de Conte ha mejorado ostensiblemente cuando han proliferado los brotes este verano, pero que no ha desvanecido la sensación de fractura y disputa entre los aliados. Por el contrario, en las cuatro regiones con cita electoral en las que gobierna la derecha, las estrategias de comunicación y unidad han transmitido una impresión de eficacia frente a la crisis.

Debe añadirse a todo ello la decepción de segmentos importantes de electores, defraudados con el proceder del M5S como partido de Gobierno, y el proceso de reconstrucción del PD promovido por su secretario general, Nicola Zingaretti, que hace 18 meses se hizo cargo de una formación con una imagen muy desgastada. Y, en última instancia, amenaza con pesar mucho en las urnas la desconfianza y los temores desencadenados por las consecuencias sociales de la pandemia, el debilitamiento de la economía y los desequilibrios territoriales. Un entorno común al de otras sociedades, pero que no en todas partes se vaticina que tenga el mismo efecto en los resultados cosechados por el populismo ultraconservador.