Estuve en la manifestación del 23-F, convocada por la plataforma Marea Ciudadana, coordinadora de 300 colectivos de ciudadanos descontentos con lo que está pasando en España: corrupción, recortes, paro, desahucios. Lo que más me gustó fue que ningún manifestante llevaba pistola, ni ametralladora, ni ningún otro objeto con el que se pudiera poner en peligro la vida de nadie. Eso sí, palos de pancartas y mazos para aporrear tambores sí que había.

Quizá para Salvador Victoria , consejero de Presidencia y Justicia de la Comunidad de Madrid, estos objetos pudieran ser armas camufladas. Lo digo porque este señor asemejó estas manifestaciones cívicas celebradas en muchas ciudades españolas con un golpe de estado a la democracia, como el fallido de Tejero . Según él, los ciudadanos tomamos las calles y deslegitimamos las urnas, sólo por manifestar nuestro desacuerdo con las medidas que el gobierno está tomando para sacarnos de la crisis.

Quizá a partir de ahora se deban considerar nocivos los maratones populares, los desfiles de carnaval y las procesiones de Semana Santa, porque durante estos eventos también se toman las calles, y los ciudadanos manifiestan su buen estado físico, su buen estado anímico, o su religiosidad. Por otro lado, visto según este señor, en el mundo se produce un golpe de estado con frecuencia, porque raro es el día que no hay una manifestación de ciudadanos en un país democrático.

Lo que no sería normal es que viendo lo que está pasando, nos quedáramos impasibles sin decir nada. Al menos aún tenemos el derecho a manifestar nuestra disconformidad, aunque el gobierno, con toda una mayoría absoluta legitimada, reconocida y respetada, no nos haga ni puñetero caso y siga en su obstinación, a pesar de que vamos a peor. La fórmula de la austeridad absoluta y la exacción severa al ciudadano no funciona porque retrae el consumo y provoca más desempleo. Basta ver los pequeños negocios que se van cerrando cada día. Lo que menos me gustó fue que en Cáceres, con 11.000 parados, ni siquiera pasáramos de los 3.000 manifestantes.