WLw a guerrilla colombiana de las FARC, la más antigua de América Latina, ha sufrido un revés mayúsculo al perder a su jefe e ideólogo, Alfonso Cano, en una operación militar. Desde la muerte natural de su fundador Manuel Marulanda, Tirofijo, en el 2008, la organización ya había perdido a otros dos pesos pesados a manos de las fuerzas armadas. El acoso militar, junto con la oferta de diálogo y reinserción del presidente Juan Manuel Santos, funciona. Las FARC pierden efectivos y parte del terreno que controlan, aunque ello no presupone su desaparición inminente.

La operación que ha descabezado a las FARC es un indudable éxito de Santos y demuestra que puede gobernar sin la sombra de su antecesor, Alvaro Uribe, de quien fue ministro de Defensa. Este éxito se ha producido apenas una semana después de unas elecciones que reforzaron al presidente al tiempo que fueron un duro revés para Uribe, quien, durante la campaña, no se privó de atacar a su sucesor acusándole de inactividad y de deteriorar la seguridad, algo que los hechos acaban de desmentir. En esta operación de entierro del uribismo, Santos ha disuelto el servicio de inteligencia DAS, notorio por los seguimientos e interceptaciones a periodistas, defensores de derechos humanos, magistrados y políticos en beneficio de paramilitares y otros delincuentes. Santos entiende que la modernización de Colombia pasa por el reforzamiento del Estado de derecho.