El asesinato de la ministra sueca de Exteriores y el no al euro en el referendo del domingo han sido un doble mazazo para el primer ministro, el socialdemócrata Göran Persson (Vingaaker, Stormland, Suecia, 20-1-1949). Y eso que hace un año ganó las elecciones --eso sí, sin mayoría absoluta-- y consiguió cierta estabilidad para gobernar con el apoyo de los Verdes.

Pero los suecos siempre se han hecho el sueco con la moneda única europea. Por eso, Persson no vaciló en 1997 en renunciar a ingresar en la Unión Económica y Monetaria (UEM). El creyó que, una vez afincado el euro, sus conciudadanos acabarían aceptándolo. Y se equivocó. Persson tiene fama de crecerse ante las adversidades. Mucho de eso lo demostró como ministro de Finanzas (1994), cuando impulsó un durísimo plan de ahorro, que si bien le costó a su partido perder el 9% de los votos en las elecciones de 1998, más tarde sobrevivió. Con el fin de salvar el Estado del bienestar, se redujeron, entre otras, las ayudas a las familias con hijos y a las prestaciones por enfermedad. Asimismo, se obligó a todos a contratar un seguro privado de pensiones con el 2,5% de sus ingresos. Lo único que los gobiernos socialdemócratas no recortaron fueron las partidas presupuestarias de educación.

El paraíso sueco de los años 60 cada vez es menos paradisiaco.