Al Gore tiene aspecto de vendedor u oficinista norteamericano clásico de aquellos trajeados que salían en las películas de los años cuarenta. Muchos compatriotas suyos, como el director de cine Michel Moore , piensan que el actual presidente norteamericano, George Bush , que tiene el aspecto de un sheriff malo de la serie de Bonanza, en un descuido y a lo tonto, al más puro estilo Harold Lloyd , le birló la presidencia de los Estados Unidos. Quizá con Al Gore en la Casa Blanca este mundo que ahora parece soltar serpientes y escorpiones por la boca, estaría más calmadito. Y es que son películas muy diferentes la protagonizada por un apacible vendedor de calcetines de una tienda de un centro comercial en los bajos del Empire State, a la protagonizada por un sheriff justiciero de las llanuras de Texas que tiene como ayudantes a los dos hermanos Malasombra .

XAL GOREx, que ahora se dedica a hacer campañas ecológicas, aunque tenga unos antecedentes no demasiado ecológicos --arrepentidos los quiere Dios--, llegó a España hace unos días y avisó: como no cambiemos nuestros hábitos de consumo y dejemos de humear la atmósfera, a la tierra le quedan muy poquitos telediarios. Pero el mal augurio de este repeinado y sensato norteamericano no es una sentencia nueva, como no es nueva nuestra falta de concienciación sobre la que se nos viene encima. La verdad es que nos gusta vivir al día sin escatimar despilfarros, y parece ser que nuestra concepción de la existencia esta tan sujeta a nuestro presente que no pensamos en ese futuro que dejaremos a nuestros hijos y nietos. Y no es sólo cuestión de que todas las chimeneas de las fábricas de los países industrializados cumplan con las normas anticontaminantes establecidas en el Protocolo de Kyoto, sino que cada habitante de esos países no nos convirtamos en una pequeña chimenea ambulante. ¿Pero haber quién nos conciencia de que debemos utilizar el transporte colectivo, no usar el teléfono móvil sin necesidad, dividir la basura para que pueda ser reciclada, tener encendidas sólo las luces necesarias, gastar el agua imprescindible, y en definitiva, no consumir por consumir? Por otro lado hay que concienciar a los políticos responsables de medio ambiente de que no valen sus campañas ecológicas a través de los medios de comunicación si ellos no facilitan a los ciudadanos la colaboración creando la infraestructura necesaria. Conozco a un tipo al que le asoman las pilas alcalinas gastadas por las ventanas de su casa y ya ha tenido varias broncas y querellas con transeúntes a los que les ha caído alguna pila en la cabeza. Dice el hombre muy preocupado que su intención es ser ecológico y que las tiene que acumular en su casa porque no encuentra un sitio cercano dónde depositarlas. Otro tanto le ocurre a un colega mío con tres televisores viejos, dos videos averiados, una torre de ordenador desfasado y dos impresoras obsoletas. No sabe cómo desprenderse de esas antiguallas. Sé también de una mujer que hace jabón con el aceite refrito para no tirarlo por el fregadero y lo regala a los vecinos; pues bien, al parecer el presidente de la comunidad se la ha jurado porque su hijo tiene una droguería en el barrio y no vende una sola pastilla de jabón desde que la mujer no tira el aceite por el fregadero.

En fin, que unos no quieren ser ecológicos y otros quieren pero no pueden, pero por el bien de todos usted siga siendo agorero señor Gore.

*Pintor