THta tenido que ser un juez el que intente poner coto a la corrupción en Marbella. La operación policial que ayer se llevó detenidos a la alcaldesa y a varios concejales de ese municipio ha sido bautizada como Malaya , seguramente en recuerdo del tormento que consiste en dejar caer sobre la cabeza de un preso una gota detrás de otra hasta perforarle el cráneo.

Y así ha sido el desmadre, el robo, el abuso y la corrupción en el Ayuntamiento marbellí. Y así llevan, gota a gota, contemplando los vecinos de Marbella cómo uno detrás de otro, desde Jesús Gil, Julián Muñoz y ahora Marisol Yagüe , han acabado en el banquillo de los acusados. En las peleas por ver quién se quedaba con el botín de la especulación inmobiliaria se fueron desalojando del sillón de la alcaldía unos a otros. Julián Muñoz, más conocido como el pantojo por su relación sentimental, tiene una condena firme por un delito de prevaricación relacionada con la ordenación del territorio.

Y para que recordar las andanzas en los tribunales del difunto Jesús Gil y sus estancias en la cárcel por los mismos motivos.

Acostumbrados a los escándalos no se habrán sorprendido al ver llegar las furgonetas policiales que se llevaron a todos presos incluida una señora rubia, permanentemente bronceada y con afición a vestirse con prendas imitando piel de pantera. Era la alcaldesa a la que los vecinos habían votado, porque todo hay que decirlo: desde Gil hasta la ahora detenida, fueron elegidos por los ciudadanos de Marbella para pasmo y asombro del resto del país.

Era como si no escarmentaran, como si estuvieran esperando que llegara un juez, como pasó ayer, para solucionarles los problemas. Resulta difícil creer que Marisol Yagüe, de fidelidad inquebrantable a Gil, desalojara a Muñoz para limpiar el ayuntamiento de sobornos y corrupción. Esta vez parece que la fiscalía anticorrupción ha descubierto un amplio entramado societario que se utilizaba para encubrir actividades como tráfico de influencias, cohecho etcétera. La investigación alcanza también a empresarios y despachos de abogados.

Es de suponer que, tras la entrada en vigor de la nueva Ley de Vivienda de Andalucía que ha permitido a Chaves retirar las competencias urbanísticas al Ayuntamiento de Marbella (por cierto más vale tarde que nunca), nadie querrá presentarse a candidato a la alcaldía. No queda nada que robar. Se lo han llevado todo y además, esperemos que esta vez si, ya el nuevo no podrá hacer más chanchullos inmobiliarios.

*Periodista