El diario El Mundo recogió el 1 de marzo de 1998 una entrevista a José María Aznar, en la que refiriéndose a los terroristas de ETA decía: "Estoy convencido de que en un final dialogado, si se produce un abandono definitivo de las armas, la sociedad española y el Estado sabrá ser generoso y sabrá adoptar medidas que nos sirven para mirar hacia el futuro y procurar que se superen cuestiones tan dolorosas del pasado. Eso está muy claro, ahora sacar ventajas de la negociación política es imposible. Tienen que tener en cuenta que la política penitenciaria forma parte de la política antiterrorista. Y la política penitenciaria tiene que servir al fin de la recuperación, si es posible, de los individuos antes vinculados al terrorismo".

El pasado 6 de octubre, el mismo Aznar en su discurso de apertura de la convención del Partido Popular celebrada en Málaga dijo: "Derrotar a ETA significa que no se suplique cada día a la banda terrorista que por favor haga algún gesto, alguna declaración, algún documento, algo que se pueda llevar al próximo mitin y que justifique la colección de cesiones que se le están regalando".

Quince días después de esa declaración de Aznar, es la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, quien asegura que el Partido Popular "es el garante de que no va a haber precio ni condiciones políticas con ETA", tras el anuncio del cese definitivo de la actividad armada por parte de la banda terrorista. Los dos saben (Aznar y Santamaría) que el proceso de paz de 2006, al que tantas trabas puso el PP y que supuestamente fue reventado con el atentado de la T-4, ha sido decisivo para el cese definitivo de ETA. Sabían que los líderes de la izquierda abertzale habían apostado definitivamente por rechazar la violencia y que el fin se acercaba, pero negaban cualquier reconocimiento para dos políticos que han constatado la categoría de imprescindibles para traer la paz a Euskadi: Rubalcaba y Zapatero. La historia los situará en el lugar que les corresponda, también al Rajoy que ante las expectativas electorales del 20-N empieza a cambiar su posición. Tanto Rubalcaba como Zapatero siempre tendrán mi reconocimiento, seguramente el del pueblo vasco será perpetuo, por haberse achicharrado por la paz.

Víctor Rodríguez Corbacho **

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