THtoy se celebra la solemnísima fiesta del Corpus Christi en los lugares donde no se celebró el jueves (uno de los tres que brillan más que el sol). Desde el siglo XII pensó la Iglesia que era necesario dedicar un día al año a recordar este alucinante misterio del Cuerpo de Cristo.

Esta mañana suenan clarines y timbales. Con el mayor respeto y silenciosos desfilan clero, cabildo, corporaciones, hermandades, cofradías con sus estandartes y pendones. Entre lluvia de flores se percibe el aroma del incienso bendecido y del tomillo y romero, que alfombra el suelo. Se escuchan la armonía de la banda y el Tantum ergo impone admiración. Los niños de primera comunión ocupan lugar de privilegio en este majestuoso cortejo. La muchedumbre fluctúa, enmudece, se arrodilla, adora... es Dios que pasa, a pesar y por encima de lo que le cueste a la razón entrar en el juego de la sinrazón.

El misterio en este día nos habla de amor, que comparte, abre las manos y acude presuroso a poner bálsamo en la herida; de la caridad que no provoca y se vuelca sobre todo lo que es miserable para combatir la miseria; que acaricia a los pobres, que consuela a los que sufren y que libera a los marginados.

*Sacerdote