Cinco semanas de intensas negociaciones han alumbrado el acuerdo para formar un Gobierno de gran coalición entre los dos principales partidos alemanes. Cristianodemócratas y socialdemócratas han mantenido sus objetivos. No habrá subida de impuestos como querían los primeros y los segundos han conseguido la implantación del salario mínimo a escala nacional. Habrá mejoras sociales y asistenciales así como una firme voluntad de no incrementar la deuda. Ambas partes han cedido como es el caso en una negociación de este tipo, pero hay poca ambición. La austeridad sigue siendo el bien superior en el que fiar la recuperación mientras se echan en falta medidas destinadas a impulsar la economía. Quienes en la UE esperaban que el acuerdo comprendiera estímulos económicos que promovieran el crecimiento en Europa se han visto defraudados. Con la mayoría del 80% en el Bundestag que da este acuerdo, la estabilidad del Gobierno que presidirá Merkel está más que asegurada, aunque no está claro que acabe formándose esta coalición.