TSte nota en el ambiente cacereño cierto envenamiento por el progresivo descenso del tejido empresarial en la provincia. La mengua de la estructura empresarial, su moderado crecimiento y su escasa proyección de futuro alarman al personal. ¿Hay razones para ello?

Según las últimas estadísticas, en Cáceres capital ha aumentado un sesenta por ciento la industria cerera, --la industria de la cera, la vela, el velón, la mecha, el cabo y el pabilo--. A ella hay que sumar otro sesenta por ciento de aumento de la industria textil, en el ramo de la sastrería talar, o sea, hábitos de nazarenos y túnicas para las romerías religiosas de la ciudad, así como un importante aumento del gasto en flores y ramos ornamentales que repercute en el prestigio de la Semana Santa y la romería de la Virgen, lo que, según las previsiones de los brillantes políticos locales, nos pondrá a la cabeza de las ciudades levíticas. Queden, pues, para Badajoz y Mérida la Indra, la refinería, las cementeras y las siderúrgicas, que nosotros, asentaremos nuestra mayor empresa en salvar el alma. A partir de ahí, rezaremos para que no arda en la caldera de Pedro Botero quien no se trabaja las autovías, los puentes y las industrias para la provincia y quien tan injustamente las reparte. Por mucho que se lo merezcan.

*Filólogo