TLta apuesta es tan fuerte como arriesgada. Quien consiga que ETA deje las armas, tendrá asegurado algo más que un par de legislaturas en el poder. Ocupará un lugar en los libros de Historia de España. De ahí la fascinación que han sentido por esta procelosa y envenenada cuestión los tres últimos presidentes del Gobierno. Felipe González lo intentó pero las conversaciones de Argel naufragaron. También las promovidas por Aznar en Zurich. En este caso porque alguien las saboteó desde dentro haciendo detener a una de las negociadoras etarras. Ahora parece que vivimos otra situación de vísperas. Oficiosamente, el Gobierno desmiente que Zapatero haya recibido comunicado alguno de la banda terrorista ofreciendo una tregua. Ya digo que ha sido desmentido, pero el run run es muy fuerte.

El propio Zapatero hablaba el sábado de implicarse "personalmente" en la tarea de allegar la paz. En fuentes próximas a La Moncloa se percibe cierto optimismo ante la expectativa que podría derivarse de los movimientos anotados.

Que algo se mueve ya digo que está en el ambiente. Que, llegado el caso, pudiera devenir en una trampa de la dirección de la banda para ganar tiempo, reorganizarse y hacer frente a posibles infiltraciones policiales. Esa es la incógnita que sólo el tiempo podrá despejar.

*Periodista