El manifiesto de los rectores universitarios contra la guerra de Irak acoge a intelectuales de ideología dispar. Entre ellos, el rector de la madrileña Carlos III, Gregorio Peces-Barba Martínez (Madrid, 13-1-1938), primer presidente del Congreso en la etapa socialista (1982-86).

Considerado socialdemócrata por el sector guerrista del PSOE, el caso es que él siempre pudo exhibir una hoja repleta de servicios prestados a la lucha antifascista. Antes de afiliarse al partido, en 1972, militó en la democracia cristiana de Ruiz-Giménez, con quien participó en la fundación de Cuadernos para el Diálogo, revista de oposición al franquismo. Además de ejercer la defensa en los ominosos juicios del temible TOP, fue, con el catalán Solé Barber , el único abogado no vasco en el consejo de guerra de Burgos (1970). Entonces defendió al etarra Víctor Arana. Hace poco dijo: "Ahora podría defender a cualquier delincuente, pero no a un terrorista".

Como uno de los siete ponentes de la Constitución, vivió situaciones pintorescas. Por ejemplo, cuando la prensa descubrió en su bufete una reunión secreta para consensuar la Carta Magna. Entre los pactistas estaba Arzalluz, que le pidió no salir del despacho en toda la noche para que los periodistas no supieran que negociaba la Constitución española. ¿A quién extraña que Peces-Barba se oponga a la guerra de Bush?