WLwa Unión Europea cree que el riesgo de que la gripe del pollo que ha afectado a varios países del sureste asiático y se ha extendido hacia Rusia y Kazajstán hay que tomárselo muy en serio, por más que la amenaza sea aún remota.

Las medidas que se impulsan para evitar el contagio de las aves de granja europeas son las más elementales de precaución: vigilar el comercio de aves vivas procedentes de países infectados y seguir los movimientos migratorios de los pájaros por si fueran portadores del virus.

La otra medida que se debe tomar es más difícil: que no cunda el pánico como sucedió con el episodio de la SARS detectada en China hace dos años, que se pudo acotar y reducir en pocos meses.

Por ejemplo, se debe recordar que la gripe del pollo no es un riesgo alimentario como en su día fueron las vacas locas: sólo afecta a animales vivos. Estamos ante una probabilidad (pero baja a corto plazo) de que la transmisión del virus a los humanos, que la OMS reconoce en más de un centenar de casos, desemboque en una pandemia. En este momento, lo que corresponde es la prevención e investigación de posibles vacunas entre los científicos y las autoridades sanitarias, pero no la alarma entre la población.