Pasó el 8 de septiembre, Virgen de Guadalupe. Al igual que otros años llegaron a los periódicos regionales dos o tres colaboraciones y otras tantas cartas. Idéntico objetivo. Reclamar o lamentar que no se haya movido nada la situación canónica de la Patrona de toda Extremadura, Cáceres y Badajoz.

El artículo de Juan Bautista Lobato --¡más de 30 años ya!-- puso en pie de reivindicación a gentes sensibles con los problemas de esta tierra y su Iglesia que aquí sufre y evangeliza. La respuesta fue más cartas y artículos recogiendo el guante. Siguieron reuniones, visitas a instituciones, autoridades eclesiásticas y otras, Libro Blanco de la Iglesia en Extremadura, constitución de la Comisión Eclesial Extremeña (CEEX), convivencias eclesiales, etcétera.

Indicada comisión nació con miles de votos en el mismísimo claustro gótico. Precedió la ponencia aplaudidísima en muchos momentos de la misma; se aclaró todo y todo presidido, sabido y orientado por los obispos extremeños que también depositaron su voto. Por orden de edad lo eran entonces: excelentísimo señor don Doroteo Fernández, de Badajoz; excelentísimo señor don Antonio Vilaplana, de Plasencia y el excelentísimo señor don Jesús Domínguez, de Coria-Cáceres. Este fue el que más y mejor conectó con los proyectos que se proponían. Muerto don Doroteo se incorporó el excelentísimo señor don Antonio Montero.

La comisión, nacida de los votos depositados en el muy guadalupano caldero de cobre, se movió en la prensa, visitó instituciones culturales, colegios, a párrocos y parroquias. Porque estuve presente quiero narrar una visita para que no quede en el silencio y porque la creemos reveladora. Quedamos pocos de los siete que viajamos.

Existía en aquellos años entre los obispos una llamada Comisión de Límites. La presidía el señor cardenal de Sevilla, doctor Bueno Monreal. Los visitamos a todos iniciando el recorrido en Ciudad Rodrigo, Avila, Plasencia, Sigüenza-Guadalajara. Al parar por Madrid visitamos al señor Nuncio. Recalamos en Sevilla con el citado cardenal. De ellos sólo vive el emérito de Plasencia. De los visitantes creo que tres. Un laico, sor Juana Alonso Vega, secretaria de la CEEX y el que suscribe que le sucedió.

Planteamos la razón de nuestra visita. Escuchó muy atento los planteamientos que los lectores imaginan. Me sorprendió que al tratar de Guadalupe no dejó de sonreír escuchando con su estampa de cardenal del Renacimiento y socarrona. Sabía mucho y a los que le visitamos sorprendiéndonos la frase que sirve de título a esta colaboración. Guadalupe es cuestión de generosidad . Y siguió. Un cardenal pesa mucho en Roma y se le escucha. Este cardenal fue un día por Roma y dijo: "Conviene que se cree la diócesis de Huelva". Ya está funcionando. Otro día volvió y dijo: "Conviene que recree la diócesis de Asidonia-Jerez", y ya está. Le pedimos como presidente de la Comisión de Límites que encauzase y aligerase todo. Alguien apuntó entonces que el señor cardenal de Toledo había dicho que él obedecía a lo que dijera Roma.

"Pues díganles ustedes que no espere mandato romano, que se adelante él" ¿Qué sabría el doctor Bueno Monreal para sostener durante la entrevista aquella sonrisa que transmitía algo más que las palabras? A uno se le ocurre preguntar ¿qué nota daría Extremadura a los últimos cardenales de Toledo en cuestión de generosidad?

*Sacerdote