Luis del Olmo preguntó: "¿Dónde está Sadam Husein?", como avisando de que la guerra aún no ha terminado. Fernando González Urbaneja advirtió: "Solamente ha caído el régimen. Ahora hay 24 millones de personas que quieren comer porque han tenido pérdidas colosales durante 20 años. Irak ha pasado de ser medio rico a ser rigurosamente pobre, y ahora un Ejército les ha ocupado y les quiere cambiar el modo de vida, lo que no deja de llamar la atención". Lo completó Fermín Bocos: "Además de celebrar que Bagdad no sea una carnicería, esto no puede darse por acabado hasta que aparezca Sadam Husein. Solamente hemos visto una representación hollywoodiense, pero faltaban figurantes. Bagdad tiene cinco millones de habitantes y ayer sólo vimos a unas decenas celebrando la entrada de las tropas. Nada que ver con el París del final de la guerra mundial".

Sin embargo, Manuel Martín Ferrand dudaba: "La guerra no termina cuando se van los corresponsales, sino cuando se desarma a los que pueden disparar. El problema es cómo sustituir un régimen tiránico. ¿Un general administrado como MacArthur? Eso ya no lo digiere el mundo. ¿La ONU? Lo veo difícil, porque Irak es un solar donde ni siquiera hay oposición". Para recordar mentiras de la guerra, Gorka Landaburu empezó socarrón ("algo nos han engañado, ¿no?") y siguió serio: "El único que ha usado armas de destrucción masiva ha sido EEUU con sus bombas de racimo. La intervención no estaba justificada y ahora es tiempo de reconstrucción con muchas heridas abiertas".