Escritor

La segunda guerra, es la gran guerra de los sexos , la que está declarada sobre todo en estos últimos diez años, que coincide con el gobierno del PP guste o no guste. La última muestra es en Figueres (Girona), pues en Puerto Hurraco estas cosas están ya pasadas de moda, y es que un individuo ha salido corriendo detrás de su señora y tras tirarle un balde de gasolina le ha empujado una cerilla también y se ha producido un fuego muy bonito como de bonzo, y no estamos hablando de Irak ni nada de eso. Seguimos sin saber las causas de estas persecuciones, que tienen algo de cristianos contra idem, sobre todo por lo cruentas e inmisericordes que son, que no te dejan ni siquiera una décima de segundo para recapacitar. Y sobre todo que necesitas tener cierta práctica o bien un periodo de maduración, como irte tu solo al campo a perseguir gallinas en una operación parecida.

Ahora viene la reflexión, porque estando como estamos todos insultando a Rodríguez Zapatero por defender una España unida y feliz, pues no te das cuenta de estas menudencias que es matar a la prójima. No sabemos si es por la hipoteca, o porque se le murió el amor de tanto usarlo, o porque discuten por lo más inocuo pero que los vuelve luciferinos, casi como Arenas Bocanegra cada vez que se echa a la cara a Chávez. No se sabe por qué. El caso que la guerra está declarada y tienen casi el mismo goteo de bajas de las tropas americanas en Irak. Esta guerra tiene en contra que Bush no ha dicho ni media palabra, ni Aznar ni Durao Barroso en Portugal, que ellos están en la pedofilia, que dice Durao que es un signo de progreso que los curas se lo digan a los monaguillos, o los maestros a los niños, o como pasa en Portugal que ya no se sepa la verdad cuál es, que es un poco lo que nos pasa con tanta hembra muerta o malmaridada. ¿Es la mujer ese pilar de santidad contra el que todo los días se da de bruces el hombre? Son los pedófilos el gran avance de la ciencia y aquí sin nadie saberlo. ¿Es lo que nos pasa Dios? ¿Son los carnavales nuestra mejor respuesta? Por cierto muy bien por nuestro cura escritor y su reflexión sobre los carnavales. De momento en Cádiz los astilleros no tienen un barco que llevarse a la boca, y su alcaldesa quiere encima ser la presidenta de la comunidad. Algo pasa y no lo sabemos.