En la guía política para 2020 escribí esto: «Se está gestando algún acontecimiento a gran escala que será una bisagra sistémica». Aunque, por el momento, el consenso científico apunta a que el Covid-19 es un virus natural, no es menos cierto que algunas voces autorizadas como la del ex jefe de los servicios secretos británicos, Richard Dearlove, o la de la viróloga china amenazada por su gobierno, Li-Meng Yan, han mantenido la versión contraria. La investigación sedimentará en el futuro el consenso definitivo. Sea como fuere, lo cierto es que el nuevo coronavirus ha desplazado todos los demás acontecimientos previstos para 2020 y que, sin duda, se ha convertido en una «bisagra sistémica». Las previsiones para 2021 se ven inevitablemente influidas por ello.

1. Este año, al contrario de lo que las instituciones pretenden transmitir, no será el primer año post-pandemia. No solo porque se desconoce aún demasiado del virus para poder afirmar eso. No solo porque se desconoce concretamente la eficacia de la vacuna. Sino, sobre todo, porque la vacunación comienza en el peor momento posible —una tercera ola provocada por la falta de previsión institucional durante el mes de diciembre— y porque las dificultades logísticas y sanitarias derivadas de ello harán imposible que antes de fin de año esté vacunado el suficiente porcentaje de la población. Además, aunque ese porcentaje fuera aumentando progresivamente durante 2021 y todo saliera bien, la incertidumbre sobre la duración de la inmunidad y la asimetría de vacunación en los distintos países del mundo, obligarán a mantener fuertes restricciones durante todo o casi todo el año.

2. Es posible que estemos ante el año donde economistas y politólogos independientes se pregunten dónde está la izquierda, si es que sigue existiendo. La pandemia ha sido una oportunidad única en un siglo para que los gobernantes de izquierdas plantearan cambios radicales del sistema socioeconómico, pero han preferido plegarse a las necesidades del orden neoliberal, de manera que de esta crisis, nuevamente, los ricos saldrán más ricos, y los trabajadores, muy perjudicados. Si la política no ofrece reformas estructurales radicales, el dominio del poder económico se hará casi omnímodo.

3. Los dos aspectos anteriores, sumados a la ausencia de reformas democráticas y a otros efectos secundarios de la pandemia, hacen probable la aparición de una segunda ola de indignación ciudadana, semejante a la de 2011, que sería menos global y más «sectorializada».

4. Casualmente, el virus que llegó de China beneficia a China, lo que profundizará el progresivo incremento del poder mundial en manos de países con inercia totalitaria como China y Rusia. La debilidad de las democracias occidentales ante este desafío, y su ineficacia a la hora de dar respuesta a los problemas de la ciudadanía, impulsará el debate sobre la democracia como sistema.

5. Tal y como ya se predijo en la guía política para 2020, sigue siendo fácil adivinar que en 2021 también seguirá creciendo la extrema polarización política, lo que hará más difícil la convivencia a causa de la incapacidad de los líderes para construir consensos.

6. La apuesta de gobernabilidad española, claramente basada en la centrifugación de intereses regionales contra los intereses del Estado, mantendrá la inestabilidad de un modelo en crisis que pone en peligro su continuidad a largo plazo sin profundas reformas estructurales. Si no es el problema catalán —como es probable— será cualquier otro el que funcione como alerta máxima. El reparto y utilización de los fondos europeos para la recuperación, que debería servir para cohesionar, servirá para fragmentar.

7. Por desgracia, seguiré acertando al decir que durante 2021 se mantendrá un número de asesinatos machistas demasiado relevante. Aunque las fuentes oficiales asumen 44 asesinadas, el feminismo militante maneja otras cifras (73) que incluye un 40% más de mujeres. El leve descenso de 2020 (92 en 2019, 83 en 2018, 82 en 2017) es un espejismo —probablemente debido a la pandemia— que no enjuga el fracaso de las políticas institucionales contra esta tragedia permanente.

8. Se sucederán las noticias apocalípticas sobre el cambio climático sin que la política haga (casi) nada. H

*Licenciado en CC de la Información.