Por segunda vez queda desierta la subasta del edificio que alberga la Oficina de Extremadura en Lisboa, a pesar de una bajada del 15% en el precio de salida. Ciertamente, no son buenos tiempos para vender, e incluso menos en el país vecino. Llegados a esta situación, antes que malvender un bien que seguro que tendrá su valor en otro momento, lo mejor sería dotarlo de contenido y ponerlo en uso, a lo mejor en manos de emprendedores.