Luis de Guindos, el nuevo ministro de Economía y Competitividad del gabinete conservador de Mariano Rajoy, se ha estrenado en el cargo con unas declaraciones claramente muy pesimistas sobre la evolución del país a corto plazo. En la toma de posesión de varios altos cargos de su departamento, y ante la inquietante presencia del expresidente del Gobierno José María Aznar, De Guindos quiso llamar la atención sobre la previsible evolución de la economía española en el último trimestre de este año, entre el -0,2% y el -0,3%, y el primero del 2012, que será similar. Aunque no quiso citar la palabra de forma expresa, lo que dijo el ministro es que España está entrando de nuevo en un periodo de recesión.

Esa previsión expresada ayer por el flamante ministro de Economía de nuestro país ya la habían hecho tanto el Banco de España como algunos gabinetes de estudios. El valor de las afirmaciones de ayer es, sin embargo, que proceden de un nuevo ministro, que aterriza en la escena pública española con ese anuncio y que deberá hacer frente a la situación económica que anuncia con unas competencias distintas --y menores-- a las de sus predecesores en el cargo.

No obstante, Luis de Guindos ostenta en estos momentos la facultad para dirigir y acabar la reforma financiera que tanto necesita este país. Mucho más que en la reforma laboral y más que en la reducción del gasto de la Administración pública, la salida de la crisis descansa en el saneamiento del sistema financiero.

La labor más urgente del nuevo Gobierno consiste en tomar las medidas que permitan abrir los canales de la liquidez bancaria, de manera que esta llegue a las empresas.

Es verdad que el problema no es exclusivamente español y que, en consecuencia, la solución tampoco podrá ser local; pero nuestros bancos y cajas de ahorros tienen el plomo en las alas del lastre inmobiliario sin cuya solución no podrán volver a ser realmente operativos.

Ya antes de ser designado ministro, Guindos se había significado proponiendo medidas para superar este bache. Ahora tiene ante sí el reto de llevar a la práctica sus propuestas. Todo el mundo está pendiente de sus primeros pasos, entre otras cosas porque es un hombre con larga experiencia en el mundo financiero --paso por Lehman Brothers incluido--, como se le recordó al trascender su nombramiento, y porque da la impresión de que no se arruga a la hora de dar malas noticias, como demostró ayer.