Escritor

Así son conocidos popularmente y en la guerra de las Malvinas corrían argentinos por los pantanos y estepas de dicha isla, mientras el general Galtieri ahogaba en alcohol todas sus penas. No se ha oído hablar ahora de los "gurkas" o gurjas o gurkhas, que son palabras que devienen del sánscrito, compuesta de gau, vaca, y raksa, guarda, descienden del pueblo hindú de origen rajputa, dicho sin doble sentido. No hemos visto todavía ninguno por aquí, porque el que más pueda parecerse es don Javier Casado, que tiene una buena leche, incluso para corregir desmanes, que cómo no vamos a querer a nuestra Casilda de nuestra alma, aunque sólo sea por la sangre que corre por sus venas. Muy buena la corrección, don Javier, y es usted todo un gran tesoro para el PP, aunque Miguel Murillo quiera asegurarlo más con Celdrán, cumpliendo como cumple, aunque me temo que no tanto ya en el himeneo, siendo o teniendo como tiene un pasado marista, que secó ya en vida las próstatas más floridas, y no digamos la de Celdrán. Así que hay que felicitar también a Murillo, que está en todo.

Pero a lo que íbamos. Al PP no se lo lleva el viento así como así. Se puede llevar por delante la hojarasca en otras ciudades, pero no en Badajoz, que sigue en el 1 de abril de 1939, viendo pasar a la cabra de la Legión. Al PP de ahora no se lo lleva el viento porque han puesto gurkas en sus acciones, que les está dando gran resultado y que es idea del comité en la sombra que estudia al contrario hasta tener en análisis la deposisión de Tamayo, Eduardo, y Sáez, Teresa, perfectamente estudiada, donde las heces de los langostinos y centollos están perfectamente diagnosticadas, que han dado sus frutos. Los gurkas del PP son jovencitos havardianos, perfectos de look , con ramalazos de efebos pasolinianos, pero ojo, lejos de estar cerca de Pasolini y más cerca de Berlusconi, que ya hicieron su aparición durante la guerra contra el género humano en Irak, y ahora en la crisis de Madrid, para apuntalar a la señora Aguirre, que nos ha dado su facha de verdulera tanto tiempo metida como estaba en el armario de los grandes de España, que es su marido. Pues ojo, porque va de gurkas la cosa, aunque le hayan puesto un patinete a Floriano y lo hayan mandado a Madrid, para aquí seguir los consejos de Miguel Murillo.