La crisis es como un ser engendrado por humanos desaprensivos dispuesto a alimentarse de humanos desdichados. A decir verdad, aunque todos queramos aparentar ser carne apetecible para la crisis, ésta no nos tiene a todos por igual como alimento propio de su dieta. Se habla de la crisis con injusta generalidad, se diría que todos estamos viviendo la crisis en las mismas condiciones, y no. Un desempleado que está a punto de dejar de cobrar el subsidio de paro o un autónomo que augura que en breve tiempo cerrará su negocio, pueden considerarse verdaderas víctimas de de la crisis, mientras que un trabajador que conserva con garantías su empleo o el empresario que sabe que su empresa, aunque reduzca beneficios, se mantiene frente a la crisis, quizá sólo se sientan levemente hostigados por el ambiente negativista que genera crisis.

Mariano Rajoy ha manifestado que el Gobierno está intentado por todos los medios tenernos pendiente del caso Gürtel para que no pensemos en la crisis, cosa en la que estoy de acuerdo en parte, ya que pensar en un mal implica también buscar a los culpables del mismo, y suele ocurrir que siempre se señala al más próximo de los posibles responsables, en este caso al partido que actualmente gobierna, el PSOE, así pues es natural que a este partido el caso Gürtel le haya venido como anillo al dedo, aunque hay que considerar algún matiz. Por un lado, no creo que cuatro millones de desempleados y sus familias dejen de pensar en la crisis, por mucho que el caso Gürtel se cuele en sus casas a través de los medios de comunicación. Y por otro lado, el Gobierno no es precisamente el que difunde todo lo concerniente al caso Gürtel , sino los mencionados medios; ni es el que marca las pautas y los tiempos de su evolución, lo hace el Poder Judicial.

Rajoy sabe que más de medio país no puede dejar de pensar en la crisis porque verdaderamente la sufre. Otra cosa es que el caso Gürtel insista día a día en introducirse en sus pensamientos. La crisis está latente, pero el caso Gürtel también.