No creo que tenga ni que deba sacar a relucir mi currículo como cofrade. A buen seguro que muchos de cuantos lean este escrito me conocen. No tengo ningún arraigo ni raíces que estén relacionadas con el sur peninsular, pero lo que sí tengo es un gran amor a la Semana Santa, independientemente del lugar, de las imágenes y de los estilos propios de cada lugar.

En Cáceres no hemos llegado todavía al momento álgido de nuestra Semana Santa y ya se han producido significativas novedades. En primer lugar, el Sábado de Pasión, donde una nueva Cofradía, la Hermandad del Dulce Nombre, desfilaba por una zona moderna de la ciudad, las barriadas de El Vivero y Cabezarrubia. Pero hubo otro factor innovador, el modo de portar el paso, haciéndolo a costal , en lugar de a hombro y con horquillas, tradicional en nuestra Semana Santa.

Me cabe el honor y la satisfacción de, junto a otros treinta y cuatro valientes, haber formado parte de la primera cuadrilla de costaleros de la Semana Santa cacereña. A buen seguro que ya estamos en el libro de oro de la misma. Pero no hemos sido los únicos, en la noche del Lunes Santo otra nueva Hermandad, la de Jesús de la Salud, desfilaba también por vez primera por las calles de Cáceres.

Tanto el entorno de la parroquia del Beato Marcelo Spínola, como el del Conventual de Santo Domingo, sedes canónicas de ambas Hermandades, se ve repleto de caras de felicidad por lo conseguido. Se ha hecho realidad algo que parecía imposible. Pero hay un rostro que estos días rebosa de felicidad por encima de todos; me estoy refiriendo a Jesús Brazales , exhermano mayor de la Hermandad de Jesús de la Expiración, a quien en vísperas de Semana Santa el corazón le daba un aviso. Pero el Altísimo le ha permitido ver, no exento de emociones, algo que a él se le impidió en su momento por los defensores a ultranza de las tradiciones, portar un paso a costal .

Los hechos son realidad, ahora lo que toca es que las catorce cofradías que desfilamos en la Semana Santa cacereña, unas en el más absoluto silencio, recogimiento y austeridad, otras más castellanizadas, las que son más ornamentales y barrocas, o las de barriadas, tengamos un fin único y común: hacer Semana Santa.

Es posible hacer Semana Santa desde distintas formas y estilos. Los cacereños amantes de la Semana Santa deben sentirse orgullosos de estos sesenta y dos costaleros, entre los que hay una mujer, sus capataces y las dos Juntas de Gobierno que lo han hecho posible. El próximo domingo veremos hecho realidad el fundamento de todo creyente: La Resurrección de Cristo.

*Expresidente de la Unión de

Cofradías de Cáceres.