Hace unos días, al despertarme con la radio por la mañana, me pareció seguir soñando por la noticia que escuchaba: Se necesitaban firmas, hasta 500.000, para poder presentar una iniciativa legislativa para que se pudiera hablar español en toda España. Sí, sí, parece ser que hay zonas en España que utilizan lenguas cooficiales y prohíben hablar español. De esta forma, hay alumnos y familias que, al ir a matricular a sus hijos en los colegios, les hablan en un idioma que no es el español, y lo que es más, les obligan a utilizar sólo la lengua de la Comunidad si quieren matricularse en el Centro.

--Para entendernos, imagínese que alguien va a un instituto de Extremadura y se acerca a la ventanilla y dice:

--Buenos días

--Buenaa, que’slo que se l’ofredi?

--¿Cómo? Perdone. No le entiendo

--Peru es que no sabi usté castú? Pos asín no pué usté jadel los papelis del su quiloti.

--Pero ¿qué me dice? No le entiendo. He creído que en España hablábamos el español

--Ni mijita. Esu er’andenantis. En toa la Extremaura se palra el castú pa to quihqui. Asín c’al caraju. Que pasi otru…

Supongo que se le quedaría la cara al que quería matricular a su hijo en este centro extremeño como se les quedará la cara a los que van a matricular a los suyos en esas comunidades autónomas que, por la defensa de su habla local, hace mucho que empezaron a «mear fuera del tiesto» y comenzaron a relegar al español a un segundo e incluso a un tercer plano. El caso es que la culpa no la tienen ellos. La culpa la tienen los gobiernos de un Estado de las Autonomías que nunca supieron cómo poner orden y gobernar con igualdad para todas las Comunidades Autónomas que constituyen el país.

Y eso motiva la necesidad de que haya que firmar y conseguir apoyos para que se hable español en España. Con esto ya no hace falta que se rían de nosotros en el mundo entero por ser un país de charanga y pandereta. Con esto ya es suficiente. Una prueba más de la incompetencia de un país que nunca supo administrar y gestionar a las autonomías que lo conforman.

A veces me pregunto, ¿cómo puede permitir el Gobierno central que pase esto en Cataluña, comience a pasar en Baleares, y acabe pasando en Valencia y alguna más? Cuando en un país con una lengua oficial marcada en la Constitución y lenguas que la acompañan, se tienen que recoger firmas para que se debata y pueda aprobarse una ley de Libertad de Elección lingüística de ámbito nacional, algo gravísimo está pasando y no nos enteramos. En el país vecino, Francia, también hay diferentes lenguas: se habla corso en Córcega, bretón en Bretaña, euskera en Iparralde, catalán en el Rosellón, occitano en Occitania pero, por encima de todas está el francés, que es el idioma oficial.

Y nadie osa anteponer su bandera ni su lengua a la que es oficial de Francia. Para eso está un Gobierno, unas veces de ideología de izquierdas y otras de derechas que vela por ello. No se permite la cooficialidad de las lenguas. El idioma es el francés. Y no se prohíbe a nadie hablar en otra lengua, pero entienden todos que lo que no es de recibo es que el idioma francés vaya detrás de alguna lengua de otra región, y menos que se prohíba que se hable, como, desgraciadamente, ocurre con el español en España.