TQtue levanten la mano quienes aún no hayan presentado la declaración de la renta. Bien, pueden bajarla, y vayan espabilando que se les acaba el plazo. Ahora, que levanten la mano quienes hayan logrado presentarla a través de internet. Pocas manos veo, y no me extraña; por primera vez desde no recuerdo cuándo, este año, lo confieso, he sido incapaz de completar el formulario telemático de la Agencia Tributaria. Puede que el paso del tiempo haya mermado mis facultades más de lo que temía, pero lo cierto es que cumplir con el fisco a través del programa PADRE (www.aeat.es) se convierte en una tarea más titánica año tras año, declaración tras declaración. Menús con indescifrables enunciados, epígrafes profesionales inclasificables, escollos que más que informáticos parecen ideológicos...

Solo un ejemplo: si usted es padre, vive con su pareja sin estar casado y presenta declaración individual, pruebe a consignarse la deducción por hijo menor de edad. Misión imposible para un profano en los enigmas de la Agencia Tributaria, obligado a pagar a la gestoría para que esta, a su vez, le ayude a pagar al fisco. Claro que no corren mejor suerte los contribuyentes habituados a pedir cita previa para que un amable funcionario les confeccione la declaración del IRPF. Este año Hacienda ha negado el derecho a este servicio --del que también están privados los emprendedores, antes conocidos como autónomos-- a los empleados por cuenta ajena que cobren más de 65.000 euros al año. Si la Agencia Tributaria les aconseja que cumplimenten la declaración a través de la web, háganme caso: no pierdan el tiempo y búsquense algún amigo gestor que lo haga por ustedes.

Ahora nos cuenta la Agencia Tributaria que, desbordada por la "ingente" información que maneja, se lió con el DNI de la infanta Cristina y le atribuyó 13 fincas que nunca fueron suyas. En plena campaña de la renta, cuando más necesita Hacienda demostrar que nadie escapa a su control, ni los crecientes obstáculos burocráticos ni este increíble embrollo son el mejor estímulo para que los contribuyentes paguen impuestos. Flaco favor.