WLwa gran victoria obtenida por el grupo islamista Hamás en las elecciones legislativas palestinas ha conmocionado a los gobiernos occidentales. Nada será igual a partir de ahora en el proceso de paz en Oriente Próximo, aunque Estados Unidos e Israel se han apresurado a anunciar que no piensan negociar con una organización terrorista. La limpieza democrática del triunfo de Hamás legitima a sus dirigentes y refleja el descontento de la sociedad palestina a causa de la corrupción de sus gobernantes, la violencia endémica en Gaza y Cisjordania y el olvido de la comunidad internacional. Pero responde también a la radicalización permanente del mundo árabe-musulmán, sometido a los intereses estratégicos de Occidente y al pillaje de regímenes corruptos.

La primera muestra de realismo de Hamás ha sido postular un Gobierno de coalición con Al Fatá, el partido fundado por Yasir Arafat . La segunda debería ser renunciar a las armas y reconocer el derecho de Israel a existir. Sólo cumplidas estas condiciones, la Unión Europea podrá desempeñar el papel mediador que desea mantener en la región, y que puede arrastrar a norteamericanos e israelís a aceptar el diálogo con los islamistas al que ahora se resisten.