El exalcalde de Plasenzuela, José Villegas, prestó declaración ayer en el Juzgado de Trujillo. Los cargos que le imputa la Fiscalía son graves: malversación de fondos públicos, prevaricación y estafa a la Seguridad Social. El agujero financiero que, según el Ministerio Público, ha causado la gestión de Villegas sobrepasa los 4 millones de euros y le imputa sustracciones de más de dos millones de dinero público que habría sido derivado a empresas en las que participaba Villegas y el concejal Francisco Crespo con la colaboración del secretario Leopoldo Barrantes. Es decir, de confirmarse esos cargos, corrupción pura y dura.

Pues bien, ayer declaró Villegas en el Juzgado por espacio de tres horas ante la juez Vanesa Bañuelos Pérez. Quienes estuvieron en la declaración aseguran que no aportó ni un solo dato para hacer frente a esas acusaciones tan graves, salvo la teoría de que en su ayuntamiento se gestionaban los fondos con el sistema, irregular por cierto, de caja única, de manera que entraba en ella todo el dinero, con independencia de que hubiera sido librado para un fin concreto, y de ella salía para hacer cualquier pago o atender las necesidades que hubiere. Un tótum revolútum. Y, sin embargo, a pesar de que no desmonta ni una sola de las acusaciones de la Fiscalía, Villegas sale como entró: sin medidas cautelares, sin ninguna obligación ante la bancarrota de Plasenzuela, el pueblo con mayor deuda a la Seguridad Social por habitante, con su ayuntamiento al borde de la disolución y con sus funcionarios sin cobrar. Ante ello cabe preguntarse: ¿existe el caso Plasenzuela?