Escapar de la profusión de opiniones sobre las cartas marcadas de la sucesión en el PP es refugiarse en la lectura de historias que parecen su eco. Julián García Candau escribe en La Razón: "Los boxeadores suelen ser seres ingenuos, individuos sobre quienes suelen caer los mayores desaprensivos, y así sucede que al cabo de una carrera triunfal estén en la miseria". Se refiere, claro, al excampeón norteamericano Mike Tyson, a quien "lo ha arruinado una serie encadenada de circunstancias". Cuenta el columnista que Tyson en dos años "dilapidó 300 millones de dólares en gastos tan superfluos como teléfonos móviles o una fiesta de cumpleaños". Su futuro: "Aún le queda el recurso de ser un juguete roto participando en combates medio amañados con los que malversar su historia por un puñado de dólares". Otra que intenta seguir en la palestra, Hillary Clinton, tampoco merece el elogio de Angel Antonio Herrera (El Mundo ): "Hillary nos trae sus memorias de rubio chisme aburridísimo, tan bullentes de tontadas y mal cortadas sintaxis, que quizá las ha escrito ella misma". Sale el lema de si los caballeros las prefieren rubias y remata: "No sólo los pichabravas y otros sexadores de Barbies siguen fieles al lema, sino las mujeres mismas que se están haciendo una personalidad a base de ir a Llongueras".

Buscando fuera de la política se lee en El País: "Nunca he estado en la cabecera del régimen". Bien, ¿quién lo dice?: Pablo Milanés, que sentencia: "La política es un hecho social. Lo mismo cantas a un hecho social que a uno amoroso". Pero hoy no toca.