XDxesde el anuncio del anteproyecto de ley de regulación de las parejas homosexuales y hasta el día de hoy, reciente la celebración del día del orgullo gay , la sociedad mantiene abierta una amplia polémica. El reconocimiento de lo que es un derecho civil, se ve refrendado por una parte de la sociedad, mientras otro conjunto de ciudadanos se muestra disconforme.

Quienes disienten de esta nueva normativa, expresan un claro rechazo ante la posibilidad de que una nueva forma familiar se introduzca en la estructura social establecida. Por otra parte, algunos asignan a esta estructura una especie de titularidad religiosa cuando asocian la unión de la pareja a la idea católica de matrimonio: heterosexual, indisoluble, reconocido como sacramento y cuya finalidad es la de la procreación. De este modo se superponen lo civil y lo eclesiástico a la vez que se repudia, no solo la legitimidad de la unión homosexual, sino cualquier otra forma de realidad familiar.

Otro de los argumentos que se esgrimen, hace referencia a la naturaleza, a lo que se considera una condición natural y lo que es antinatural. El componente patológico no se descarta y algunas prédicas nos hablan de enfermedad física o deterioro psicológico cuando se refieren a la condición homosexual.

Las razones sociales tienen también presencia, así, cuando el desacuerdo se refiere a la adopción, se alude a la posibilidad de un rechazo social hacia los hijos de parejas homosexuales que puede provocarles irremediables traumas de infancia. Cualquiera de estas posturas se acompaña siempre de un: no nos negamos a que se reconozcan los derechos... , y es que nadie desea ser tachado de conservador, reaccionario o intolerante.

Desde otra perspectiva, y refiriéndonos en primer lugar a la estructura social consolidada, debemos señalar que las costumbres no son inamovibles, ya que las sociedades están sometidas a continuos procesos de cambio y éstos no se pueden eludir.

Por lo que respecta al matrimonio, recordemos que esta institución es anterior, al recogerse ya en el Derecho Romano, a su sacramentalidad eclesiástica, no siendo esta fórmula familiar el único patrón válido para organizar la sociedad; ni siquiera el modelo de familia contemporánea occidental es ahora universal. Una revisión de la historia, nos alejaría bastante de lo que los norteamericanos denominan el síndrome del arca de Noé , el mundo constituido por parejas macho-hembra de cada especie animal, situándonos ante una diversidad de realidades en el espacio y en el tiempo. Podríamos así aludir a la poligamia, en sus dos modalidades: poliginia (una mujer y varios hombres), y poliandria (un hombre y varias mujeres), o a los matrimonios femeninos y masculinos legal y socialmente reconocidos.

Bien saben lo que dicen los que se refieren a lo natural, lo normal, lo común , como único y válido patrón para medir las conductas sociales, ya que estas estrategias tienen un gran poder para marcar criterios éticos. Esta perspectiva, permite además ejercer el dominio y la manipulación y regular la aceptación o exclusión en los ámbitos: políticos, económicos, religiosos o sociales, haciendo que las diferencias lleguen a consolidarse como si se tratase de una ley natural, como algo que pudiera formar parte de la naturaleza de la persona, cuando en realidad se trata tan solo de una construcción cultural.

En relación a las patologías, resulta un tanto incomprensible que todavía hoy, y desde espacios científicos (llamémosles así, entre comillas), puedan utilizarse estos argumentos cuando, tanto la OMS como el DSM de la siquiatría hace ya tiempo que han excluido la homosexualidad de su consideración de trastorno físico o mental.

Ante la argumentación contraria a la adopción, por el posible rechazo social, diremos que sólo pueden mostrar ese rechazo quienes hayan sido educados en la discriminación. ¿Van a ser los que se muestran contrarios a la regulación del matrimonio homosexual quienes inculquen a sus hijos ese repulsa a los niños criados en familias diferentes ?, si no es así, y dado que la propia Constitución nos habla del derecho a la igualdad, algo que es refrendado continuamente desde todas las esferas de la sociedad, ¿dónde entonces el rechazo? Si se insiste tanto en este aspecto, ¿Por qué no preocuparse igualmente en proponer otros requisitos para la educación de la prole en el seno familiar? ¿Porqué no dirigirse a paliar problemas ya existentes como los malos tratos o el abandono psicológico por falta de atención o por delegación de las tareas educativas de los padres en medios informales de educación?

Tal vez todo el arranque emocional que ha suscitado en algunos esta cuestión, tendría mayor provecho si pudiera estar presente cuando se trate de evitar un conflicto armado o de ayudar a paliar las hambrunas que destrozan y segregan a miles de familias de todo el mundo.

Hoy en nuestro entorno, surgen, nos guste o no, nuevas formas de existencia y convivencia y oponerse a ellas o mirar hacia otro lado no es la forma de darles solución. La sociedad del futuro, pasa por entenderse como una sociedad abierta en la que todas las personas puedan tener, cada cual desde su particular forma de entender el mundo y desde el respeto a las otras opciones, la posibilidad de construir su propia realidad sin restricciones castrantes, para acceder así a esa pequeña ración de felicidad que es a fin de cuentas lo que da sentido a nuestro paso por este mundo.

*Antropóloga social.