TPtongamos que usted es hombre o mujer que no concibe bajo ningún concepto la homosexualidad. Es de esos que piensan que la homosexualidad es inadmisible por amoral, una aberración propia de enfermos mentales. Imagínese, señor o señora, que descubre un día que un hijo o hija suyo es homosexual, bien porque él o ella se lo confiese o por boca de terceras personas. ¿Cómo se lo tomaría?: ¿Le repudiaría y le echaría de casa, o le seguiría admitiendo con la condición de que renunciara a esa conducta para usted propia de degenerados? ¿O le ingresaría en un centro de atención a enfermos mentales? ¿Y su hijo o hija, cómo se sentiría al saberse despreciado, excluido, incomprendido por sus propios padres?

Si es de los que piensa que la homosexualidad es una enfermedad, debe pensar también que como tal le puede caer a cualquiera. Ni siquiera los homófobos están inmunizados.

Yo no sé si la homosexualidad elige o es elegida, si el homosexual nace o se hace, pero sí sé que el mundo lo habitan muchos homosexuales a los que el mundo muchas veces no trata bien. Aun partiendo del dicho vive feliz sin hacer infeliz a nadie , elegir a una persona de tu mismo sexo para compartir casa, comida y cama no es algo que admitan todos los que buscan la felicidad eligiendo a personas de sexo contrario. Los que piensan que sólo la pareja heterosexual tiene cabida en códigos jurídicos y de conducta.

Me pregunto cuánto habrán sufrido muchos homosexuales al ser descubiertos dentro del armario, cuántas humillaciones por parte de esos hombres hechos y derechos que decían tener los pantalones bien puestos y no estaban dispuestos a tolerar a maricas, moñas o sarasas en su entorno. Hoy todo ha cambiado, la homosexualidad es entendida y aceptada, y son los propios homosexuales los que deciden salir del armario, aunque por desgracia aún quedan intolerantes que los dejarían encerrados de por vida bajo llave.