TJtosé Ignasi Pla ha sido coherente con la máxima romana que exige a la mujer del César no solamente ser virtuosa sino además parecerlo. La cuantía de la deuda del dirigente de los socialistas valencianos no era espectacular, más en estos tiempos de operaciones Malaya y escándalos inmobiliarios, pero la virtud no tiene parámetros económicos estables sino que es una actitud ante la vida que exige transparencia.

Al contrario de otros escándalos que han salpicado a algunos dirigentes del Partido Popular, el PSOE ha actuado fulminantemente, tal vez porque además el cese de Pla convenía a los planes de renovación del partido, pero eso no es capital: lo esencial es que la dimisión indica claramente que la ética del partido no admite regalos de ninguna cuantía. Sobre todo cuando se pretende, como ha hecho José Ignasi Pla, ser azote de herejes urbanistas. Faltan pocos meses para las elecciones generales pero el partido socialista en el País valenciano todavía tiene tiempo para una renovación de sus liderazgos que enfoque uno de los agujeros negros electorales del PSOE. Dejar abierto este escándalo le habría dejado margen de maniobra al PP, que maneja mucho mejor que el PSOE la corrupción de sus adversarios.

En esta dinámica de no dejar huecos abiertos, no se entiende la declaración en sede parlamentaria del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo , abriendo la puerta a una eventual negociación con ETA si se volvieran a dar las condiciones del pasado. La pregunta que hay que hacerse es si estas palabras son obra de un francotirador o si realmente el ministro de Justicia hablaba por encargo del presidente. En todo caso, la actitud de Bermejo parece una imprudencia en medio de una ofensiva que tiene a ETA muy debilitada y sobre todo le proporciona material al PP para sostener que la actitud de firmeza del presidente Zapatero no es cierta y lo que en realidad pretendería sería renovar la negociación con los terroristas en la próxima legislatura.

*Periodista