TAt pesar de que me encantan las noches estrelladas, el brillo de Venus en verano y el trazo lechoso de nuestra galaxia, aunque me pirran las constelaciones y los sabios astrólogos del pasado que llegaron el jueves de Oriente en pos de la estela mágica para consolarnos algo en estos tiempos menesterosos, no creo en el horóscopo. Sin embargo lo leo. Así que me pasmo con lo que deparan los astros a los Virgos como yo: "Debe estar atento ante un optimismo que no tiene razón de ser". Como no creo en el horóscopo no debería mosquearme pero me mosqueo, y pese a la agasajada visita del señor Li , el que encarcela Premios Nobel de la Paz pero compra deuda, no me siento nada Zen, contagiada de la tarde gris y los titulares: "En el PSOE ha habido purga estalinista", "Cascos fabula y causa tristeza", "Las administraciones estrangulan a las pymes", "La aterradora cuesta de enero", "Estamos al borde de que se derrame mucha sangre en Costa de Marfil", "Las empresas europeas sufren más". El memo horóscopo molesta pues solo una boba estaría optimista en enero de 2011. Y yo soy ingenua pero no boba. Como a una Hamlet barata, el hombre no me deleita y hoy me siento peor que ayer. Tal vez por la certeza de que las noticias no mejorarán mañana. El mundo es ansí pero al iniciar un nuevo año paraliza este enfermizo pesimismo, este consabido desencanto crepuscular y decadente, el no hallar cosa en qué poner los ojos que no recuerde la decadencia del ingenio. Mas no se me contagien. Convénzanse de que solo hay que tener miedo del miedo mismo y apuesten por la esperanza. Algunos dirigentes políticos han demostrado ser insensatos, faltos de recursos e imaginación, mentirosos y maleducados. No pasa nada. Quizá ha llegado el momento de que ustedes les dirijan a ellos. Ignoren su desastrosa gestión y su mal ejemplo. Sigan la estela luminosa de los magos. Confíen en la juventud emprendedora y en el vitalismo de la sociedad civil creativa y laboriosa. Que aunque detrás de los cristales llueve y llueve, ya saldrá el sol.