No es día hoy para escribir porque no hay palabras. Y no es porque este atentado del 14 de julio en Niza sea más horrendo que los del 11 S, los del 11 M, los de Londres, París, Bruselas, Estambul o Somalia, ni que todos los que ese mal llamado ejército compuesto por entes deshumanizados ha perpetrado en países de mayoría musulmana desde el año 2000 y que constituye el 87% de los actos terroristas realizados por organizaciones asesinas islamitas.

En Irak, Afganistán, o Pakistán, los fanáticos musulmanes asesinan musulmanes. Solo buscan sembrar el miedo y el caos. No hay intención de convencer sino de vencer. Dominar, regir los destinos de los sometidos. Y en sus perturbadas mentes, de donde hace tiempo desapareció cualquier vestigio de lo que pueda denominarse razón, el único modo de hacerlo es sembrar el terror a fuerza de una crueldad gratuita que ni siquiera se concibe en la bestia más salvaje, que una vez saciada deja de matar. Estas fieras no se sacian de sangre. Su capacidad para el odio es inaudita. Y su grado de bestialidad imposible de medir.

Nadie sabe en realidad, cuando escribo esto, por qué Mohamed Lahouaiej Bouhlel de 31 años, francés tunecino en trámites de divorcio, alquiló el enorme camión y masacró a la multitud de inocentes que festejaban en una noche perfecta el 14 de julio en el Paseo de los ingleses de una ciudad glamourosa de la Costa Azul, enfrente del lujoso Negresco y ante los ojos espantados de miles de personas que huían, lloraban, gritaban o filmaban el horror in situ.

Todavía ningún grupo se ha atribuido la autoría. Da lo mismo. Lobo solitario, miembro del ISIS o loco resentido que emula a sus congéneres expertos en el asesinato en masa, el horror en estado puro vuelve a sacudir a la heroica Francia. Una Francia en Estado de máxima alerta. Matar no debería ser tan fácil, pero lo es. Y ni los esfuerzos más coordinados pueden impedir que un desalmado empeñado en hacerlo, al final tenga éxito. A los buenos solo les queda la resistencia. Y esa, como demuestra la historia, al final vencerá.