El otro día estuve en el hospital de Mérida y quise sacar agua de una de esas máquinas expendedoras que tienen colocadas en los descansillos. Introduje una moneda de euro y esperé a que me diera una botella. Esperé en vano. Exigía un 1,10 euros y, además, cambio exacto ¡No tenía más monedas sueltas!, con lo que decidí apretar el botón de devolución y ahí empezó mi pequeña odisea: ¡ni agua, ni euro!

Me dirigí entonces a una empleada del hospital y me informó de que las máquinas expendedoras "fallaban bastante", pero que las gestiona una empresa ajena al centro sanitario. Me sugirió que buscara un teléfono de atención al cliente que suele venir incluido en una pegatina en la propia máquina. No encontré contacto alguno, solo una indicación de que el aparato es propiedad de Rendelsur.

Así que, si va al hospital de Mérida y quiere tomar agua, bájese a la cafetería y pídala allí y no a estos adelantos técnicos que ayudan, con la indiferencia cómplice del SES, a que alguien se haga de oro a costa de los que no tenemos cambio exacto, ni teléfono de contacto, ni fuerza suficiente para que el botón de devolución de monedas nos haga caso.

Benito Díaz Pizarro **

Mérida