TFtlores de muchos colores cubren nuestros campos. Huele a primavera entre cantos de alegría. María Magdalena y los creyentes en Jesús nos dicen: el que visitó el jardín de nuestros amores no duerme en la mole de la roca tallada donde fue depositado. El que acompañó nuestras soledades y dio vida a muertos y luz a los ciegos resucitó con su fuerza y poder, triunfó sobre la muerte con su misma muerte y hoy vive y está entre nosotros. Hoy recuerdo a aquel niño dormidito en una cuna, sin su mamá, a la que nunca conocerá. Su soledad me hizo pensar en muchas mamás, que abandonaron a sus hijos al borde de un camino o un cubo de basura. Me conmoví. Quisiera amar a todos. Las puertas de la vida son el amor y la esperanza. La gran casa en la que vivimos es de todos y para todos; pero falta el amor. Urge mejorar, al menos una mínima parte, a la sociedad en que vivimos. No más corrupción, semilla de muerte. Nuestro mundo será un jardín de flores y hablaremos de Pascua y resurrección cuando cambien las estructuras y planes de las organizaciones opresivas y alienantes y los pétalos de la luna dejan de reflejarse sobre los cuerpos lastimados de los hombres.

*Licenciado en Filosofía