WRw esulta preocupante comprobar que últimamente las escuelas y los institutos estén apareciendo más a menudo en las páginas de sucesos de los periódicos que en la sección de educación y cultura. El problema de la conflictividad en las aulas necesita de medidas urgentes y en estas deben estar implicados todos los agentes que participan en la comunidad educativa. En el día en el que diversos expertos, en Mérida, teorizaban sobre soluciones a esta situación, alumnos de diferentes institutos extremeños han dado ejemplo de su concienciación sobre el problema. Estudiantes de Jaraíz, Navalmoral, Badajoz o La Garrovilla dejaron sus pupitres vacíos para protestar contra la violencia escolar y para exigir mano dura de la Administración contra de acoso en las aulas. A la movilización de ayer se le puede criticar las formas en la convocatoria --sin tener carácter oficial y vía SMS--, pero es la prueba de que hay un problema latente, que Educación no puede analizar de una manera simplista.

El conflicto escolar existe y cada vez a edad más temprana. La encuesta educativa de la Junta reconoce que uno de cada cuatro maestros en Primaria ha sido amenazado, en alguna ocasión, por escolares que tienen menos de 12 años, o que casi el 40% ha tenido enfrentamientos con los padres a costa de la educación de sus hijos. Con esta estadística, se constata la necesidad de un proyecto integral desde los primeros ciclos educativos, en el que hay que fomentar la participación de padres y alumnos en la organización de la vida de los centros.