Coraje, generosidad y prudencia. No está mal para el que quiere huir del verano, el primero en muchos años sin alcoholes ni boca que llevarse a la boca. Todavía el año pasado había felicidad, recuerdo. Los hijos sé que están, pero no sabría decir cómo ni dónde, ni mi generosidad para convivir es tanta. Y los cigarrillos ya me satisfacen a duras penas, o sea que cada vez les cuesta más. El verano es de una vulgaridad insoportable siempre, pero este, pandémico. Hay que mandar a la mierda a los Kavafis -con perdón- y huir del verano.

A la Praça do Comércio vine hace dos años a romperme la nariz, sin saber a lo que venía, claro. Hoy, y en el mismo restaurante -aquí me curaron, de aquí llamaron a urgencias-, compruebo que siguen preocupados por las hemorragias de los españoles. Este titular en Diário de Notícias: «Número de mortos em Espanha pode ser 60% maior que o número oficial». Bah, se trata del especial sobre la pandemia que infesta los periódicos y las conversaciones del mundo. Mañana mismo podría comprar la mascarilla MO, que inactiva el virus, hecha aquí, si supiera de una tienda MO. «Mas o que nos desinfeta das notícias e dos governos?», se pregunta el que me oye preguntar dónde. Si nadie sabe de una tienda MO aquí, ni este camarero ni el recepcionista del hotel ni el taxista que da varias vueltas a la plaza - «Dê outra: a praça é linda», le animo-, la pregunta del que también pide seguido «outro café e Porto seco» sí obtiene, en cambio, varias contestaciones desde la barra y de alguna mesa. Joder con la política, cómo azuza. Siempre, en estos casos, inevitablemente, aquello de Manuel Alcántara: «Lo malo no es que en todas partes cuezan habas, sino que en todas se las comen».

Por supuesto, lo de coraje, generosidad y prudencia no es un recitado -»hay que tener coraje, generosidad...»- ni una tarjeta de presentación. O se tienen o no. Respecto al virus, por ejemplo: coraje para vivir, sabiendo que el virus mata, y prudencia para sobrevivir, minimizando los riesgos. Perdón por el ejemplo: lo simplifica todo, lo sé. Pero solo así evito maldecir este verano que se querrá igual que los demás. Y maldigo todos.

* Funcionario