Quiero expresar mi más sincera protesta por el comportamiento de algunos humanos con el resto del mundo.

El pasado lunes 24 de abril, decidí viajar a Alcántara. Tomé el autobús de las 13.00 horas de la empresa Mirat. Cuando estábamos cerca del destino, y en una recta bastante larga, se vio al fondo un perro de raza pequeña atravesando la carretera muy despacio. Este señor conductor del autobús no hizo lo más mínimo para reducir la velocidad un poco, (y ojo, que digo reducir y no frenar, que podía ser peligroso hacer esa maniobra en el caso que detrás viniera algún vehículo, aunque casualmente no venía nadie pues íbamos solos en la carretera), y de esa forma darle tiempo al animal a pasar. El pobre animal se libró por centímetros. Yo le grité ¡cuidado!, y el buen señor riéndose me contestó "sólo faltaba que yo cambiara la marcha por un perro... si todavía fuera de caza".

En fin señores lectores, sólo quería advertirles de las especies que se puede uno encontrar cuando sale de casa, y no me refiero precisamente al pobre perro de la carretera. Y a usted señor conductor, le diré que debería pedirle a Dios que no le trate la vida como usted lo hace con los animales.

Carmen Navarro Fernández **