La resurrección electoral del reverendo Ian Richard Kyle Paisley (Irlanda del Norte, 6-4-1926) en el Ulster ha puesto contra las cuerdas a todos los que defendían el Acuerdo de Viernes Santo (10-4-1998) como la llave de la paz definitiva. Más que un pastor protestante, Paisley es un furibundo hooligan anticatólico, capaz, como hizo en 1982, de perseguir a Juan Pablo II, a través del Reino Unido, para llamarle "anticristo". ¿Qué racionalidad se puede esperar de un clérigo que dice que el Vaticano es "la gran meretriz?". El actual líder del Partido Democrático Unionista (DUP) fundó hace más de 50 años la protestante Iglesia Presbiteriana Libre del Ulster. En 1970, después de haber estado preso tres meses por participar en disturbios, logró un escaño en el Parlamento norirladés de Stormont, y cuatro años después, en la Cámara de los Comunes. De ambas instituciones fue expulsado por desacato y desórdenes. Decir Paisley es decir escándalo. Pero precisamente ese talante de camorrista barato es el que le ha catapultado al éxito político. Pese a estar enfermo, desde el pacto de 1998 no ha hecho otra cosa que predicar y mitinear (sus sermones son pura dinamita) en contra de los unionistas moderados y de los independentistas del Sinn Féin. "En Irlanda del Norte no hay proceso de paz, sino rendición", insiste. Sus votantes le han dado la razón.