Soy sacerdote misionero residente en Perú desde hace diez años.

No recuerdo si fue en abril o mayo del presente año cuando saqué pasaje de ida y vuelta Lima-Madrid en la compañía Iberia. La ida fue el 1 de julio y la vuelta estaba prevista para el 1 de septiembre.

El pasado día 24 de agosto tuve que ingresar en un centro hospitalario de Badajoz donde me operaron con urgencia de apendicitis, dándome de alta el día 30, aunque con la prescripción de asistir al centro de salud correspondiente para recibir las curas e ir levantando los puntos. Esto provocó que tuviera que solicitar a Iberia el cambio de fecha para mi retorno a Perú, por lo que, tras consultarlo con el doctor que me correspondía, el día 27 de agosto pedí el cambio del pasaje para el día 15 de septiembre, encontrándome con la sorpresa de que me exigían el pago de 139 euros como penalización por el cambio de fecha y 454,87 por "cambio de tarifa". Por otra parte, telefónicamente me dijeron que no había otra forma de pago que mediante una tarjeta bancaria, por lo que no tenía otra opción que depositar la cantidad solicitada. Hace unos días por internet compruebo que el pasaje Madrid-Lima del día 15 vale 655 euros. ¿No es un abuso pedir una demasía de 594 euros a quien ya tenía pagado pasaje de ida y vuelta? Mi respuesta es afirmativa por lo que he solicitado a la citada compañía la devolución de lo pagado, pero, al menos de momento, el silencio es su única respuesta.

Considero que una empresa busca rentabilidad económica, pero igualmente debe ser sensible a situaciones especiales. Y no sólo en el caso que nos ocupa, sino también en las relaciones con sus trabajadores. No vienen mal unas dosis de humanización en el mercado laboral.

Antonio Sáenz Blanco **

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