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La desaparición de Juan Pablo II , en unmomento de escasez de líderes y de hombres referenciales valiosos, empobrece al mundo. Su retrato resulta contundente: buen hombre, trabajador constante, intelectualmente rico y complejo, dinámico, y encima tan viajero y mediático como debía ser el Papa del salto entre los siglos XX y XXI. Con todo, deja la duda de si, surgido de una Polonia política y socialmente muy cerrada en su tiempo, tenía el perfil idóneo para actualizar o modernizar el sentido religioso católico en estos tiempos de cambios trascendentes.

LOS RETOS DESCOMUNALES . La Iglesia que deja asus espaldas este Papa está cargada de problemas.

Porque, desde que existen en el mundo unas nuevas coordenadas de pensamiento, no consigue ser convincente ni siquiera ante los que se consideran creyentes. El materialismo desbordante, el consumismo frenético en un mundo donde predomina la pobreza, la desigualdad entre hombres y mujeres, así como la asunción colectiva de que el sexo no sirve únicamente para reproducirse plantean pulsos y retos que en los años de pontificado de Wojtyla se han saldado en su mayoría en contra de las directrices emanadas desde el Vaticano.

TIEMPO DE FUNDAMENTALISMOS . Más allá de su indiscutible condición de protagonista serio, querido y respetado del star system contemporáneo --y más allá del profundo encanto que siempre ha tenido para las masas--, Juan Pablo II, desde una óptica profesional, ha sido un Papa que no ha logrado frenar un hondo retroceso del catolicismo en la vieja Europa. Esta crisis, además, ha venido acompañada de un crecimiento, a su alrededor, en casi todas las latitudes, de otras sensibilidades religiosas.

De un modo especial, de los fundamentalismos, en variantes como las que se progresan, con formulaciones distintas, en el mundo árabe y en Estados Unidos. Eso ha impulsado cierto signo similar en la Iglesia católica, que ha hecho una acentuada toma de distancias respecto del aperturismo de Juan XXIII .

UN PONTIFICADO DE CONTRASTES. La paradoja agridulce que deja para la historia Karol Wojtyla es este contraste entre su éxito como figura mundial y su balance como pastor.

Hoy le lloran infinitamente muchos más que lecreían un mito, que hombres y mujeres queobedeciesen sus directrices. En ese sentido, sumuerte, también muy mediática por las dramáticas imágenes que ha protagonizado en estos últimos días exhibiendo su deterioro físico, retrata algo de lo que ha sido su vida.