Escritora

La Conferencia Episcopal del Brasil ha cerrado sus puertas. Hasta ahora se había caracterizado por una actitud abierta y progresista, que se implicaba en muchos de los problemas sociales que afectan a la población. Sin embargo, el Vaticano debe de haber dado órdenes estrictas. Una campaña de concienciación alertando del riesgo del sida ha sido retirada. La Iglesia no quiere ni oír hablar de los preservativos. Es curioso: cambian los tiempos, pero ciertas voluntades permanecen inalterables. La Iglesia es implacable. Por ello continúa con su táctica de negar aquello que afirma la ciencia. Ya pueden asegurar los médicos que un preservativo evita contagios, ciertos representantes de la Iglesia lo niegan con absoluta impunidad. Sí, señores, con la Iglesia hemos topado. Cualquier Estado de derecho ha de defender la salud de las personas, por encima de dogmatismos irracionales.