Soy policía desde hace 12 años, y en este tiempo he visto muchas injusticias, aunque siempre he pedido a los ciudadanos que requerían mi presencia que confiaran en la ley. Pero esto se ha acabado. Al parecer, he cometido el gran error de separarme de mi mujer; o, mejor dicho, empezar otra relación después de cuatro años de separación. ¡Qué gran delito! Mi exmujer, llevada por el odio y las ganas de hacerme daño, se salta una y otra vez los pactos que firmamos y me impide estar con mi hijo, que tiene 6 años, cuando legalmente me toca. La paciencia tiene un límite, y la denuncié. La ley siguió su curso, y un día me citaron a las diez de la mañana. Después de una hora y media de espera, me llamó un secretario judicial y me comunicó que no habían podido citar a la denunciada. El caso es que el juez señaló nueva fecha para dentro de un mes. ¿Un mes, y mi exmujer sigue sin dejarme ver a mi hijo? ¿Qué clase de justicia permite que un padre tenga que estar tanto tiempo separado de su hijo?
Llegó el día del juicio y mi exmujer hizo una actuación de Oscar; parecía que era yo el que no la dejaba a ella ver al niño. Pedimos la igualdad de hombres y mujeres, pero en los temas familiares la justicia siempre da la razón a la madre. El juez casi no me dejó hablar, al contrario de cuando voy a declarar como policía; entonces sí que le interesa lo que digo. ¿Qué pasó?: sentencia absolutoria. Al saberlo, mi exmujer me llamó y me dijo que el próximo fin de semana tampoco vería al niño. Y yo le digo que el único juez verdadero e implacable es el tiempo, que pone a cada uno en su sitio. A ella ya ha empezado a ponerla.
A. N. N. **
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