TEtsta semana hemos conmemorado el Día Internacional de la Mujer y tengo que confesaros que no me gusta. No me gusta su origen. Tuvieron que morir 150 personas, en su mayoría mujeres, en aquel fatídico incendio de Nueva York, para que la sociedad despertase y se activase para cambiar las lamentables condiciones laborales de aquellas mujeres. Y no me gusta seguir celebrándolo porque quiere decir que, más de 100 años después, a pesar de haber conseguido implantar una igualdad legal, no hemos conseguido implantar una igualdad real en nuestra sociedad.

Estaréis conmigo que lo importante para una mujer es tener empleo. Cualquier persona es más libre cuando tiene un empleo, y con ello una independencia económica.

Ahora bien, no es igual si con la misma formación y experiencia, obtenemos menor salario que un hombre. O no puede llegar a ser igual si con las mismas cualidades tenemos más dificultades para acceder a puestos directivos. Y esto es una realidad, aunque exista un escepticismo instalado en la sociedad que no ve o no quiere tomar conciencia de que esto sucede.

Me he preguntado en muchas ocasiones cual sería la solución a este problema. Y tal vez la conciliación laboral aportase muchas soluciones.

Se están dando pasos importantes. Hemos aprobado la ley de conciliación de la vida laboral y familiar. Se ha regulado el teletrabajo por primera vez en España. Se ha ampliado el derecho a la reducción de jornada para el cuidado de menores. Se ha modernizado la negociación colectiva para que se tengan en cuenta los derechos de conciliación. Se ha introducido una ayuda para los autónomos que necesiten reducir su jornada por cuidado de hijos.

O lo que hace unos años era impensable, hoy cualquiera de los dos progenitores puede ya ejercer el permiso de lactancia y pactar la forma de hacerlo.

Hemos avanzado bastante. Pero si los datos nos siguen mostrando diferencias, algo no estaremos haciendo bien como sociedad para que la igualdad que establece la ley no sea la realidad que se refleja.

Merece la pena seguir trabajando para que algún día el 8 de marzo no haga falta reivindicar nada y sea un día cualquiera. Mientras tanto: ¡Feliz día de la mujer! (hoy también lo es y mañana).