El enfoque irreal, por anticuado, que una enciclopedia ha dado sobre la región, ha puesto de actualidad un asunto que cada vez tiene más importancia y que se ha convertido en preocupación política y ciudadana: la imagen de Extremadura. Poca gente habrá que piense que la imagen que se proyecte al exterior es un tema menor (basta comprobarlo con las decenas de comentarios de extremeños indignados con la citada enciclopedia y recogidas en la web de este periódico), pero aun coincidiendo en que para dar buena imagen hay que invertir, poca gente habrá también que piense que el dinero gastado en mejorar la imagen está bien invertido. Solo hay que recordar la última polémica sobre si fue un buen negocio o un despilfarro los 400.000 euros que costó traer a Cáceres el Máster Nacional de Tenis, que fue visto en toda España por televisión y ayudó a proyectar la imagen de Cáceres 2016.

La imagen es un intangible: no es algo que se toque, que se mida, pero cuya ausencia es perfectamente perceptible. Y, además, en torno a la imagen surgen polémicas políticas a veces más recias que sobre otros asuntos más concretos. La última, a cuenta de la dichosa enciclopedia, entre PP y PSOE. Extremadura tiene pendiente desarrollar campañas de imagen metódicas y planificadas dirigidas al conjunto de España. ´Marca Extremadura´ dispone para ello de 20 millones de euros. Ni que decir tiene que, aun antes de saber si se invertirán bien --es decir, contribuirán a crear buena imagen-- o mal a muchos les parecerá una cantidad desorbitada. Tal vez por eso no sería descabellado que el presidente de la Junta incluyera entre los asuntos a consensuar con la oposición este de la imagen, que, cada vez más, se ha convertido en un asunto ´de Estado´.